Domingo 29 de Junio de 2014 sur.infonews.com
El exilio sudamericano de las SS

Anticipo del libro Las intrigas de los hermanos Sassen, del holandés Jochen Botman. Wim y Alfons Sassen, dos espías expertos en contrainformación del ejército nazi, lograron esconderse en nuestro país y Chile a mediados del siglo pasado. Desde el Cono Sur, los hermanos holandeses tejieron vínculos con la CIA, el Mossad y el servicio secreto alemán. Gracias a sus contactos internacionales, Wim y Alfons Sassen realizaron importantes negocios en el tráfico ilegal de armas y, además, lograron hacer oír la voz en el Viejo Continente de los jerarcas del III Reich exiliados en Sudamérica.

El barco El Aquilar (De Adelaar) llegó a Dársena Norte el miércoles 3 de noviembre 1948. Para los Sassen, ciudadanos holandeses, fue un alivio. Escaparon de Europa, donde la Segunda Guerra Mundial recién había terminado, y donde personas como los Sassen eran perseguidas como cómplices de los Nazis.
Wim Sassen se había enlistado en la Waffen SS cuando el ministro de Propaganda, el alemán Josef Goebbels, anunciaba la guerra contra el comunismo en junio 1941. Luego, el joven Sassen estuvo durante dos años en el frente ruso. Desde el campo de batalla mandó reportajes para medios impresos y radiales y lo hicieron famoso. Era un experto en propaganda negra, especializado en crear confusión con panfletos y falsas noticias en la zona ocupada y con el fin de instigar a los soldados aliados para desertar las filas militares. Al fin de la guerra, Sassen tenía el rango de Oberscharführer, líder de un grupo clandestino en Utrecht con la tarea, en caso de una victoria contra los aliados en Holanda, de cometer actos de sabotaje y hacer propaganda contra el comunismo. Con la victoria de los aliados, se escondió pero su guarida fue revelada por su novia Miep van der Voort durante un interrogatorio. Sassen cayó preso y terminó en Fort Blauwkapel (Países Bajos), de donde escapó el 15 de diciembre 1945. Un pasaporte falso le facilitó de viajar a Irlanda. En Dublín, su amigo Flamenco René Lagrou le ayudó a embarcarse a América latina, mientras en Holanda era buscado por la policía. En ausencia, la justicia holandesa lo condenó a veinte años de trabajo forzado, prohibiéndole el derecho de ejercer su oficio de periodista. En Bélgica, la policía lo buscó por falsificación de documentos. Nunca lo condenaron a la muerte, como Sassen después contó en Argentina.
Su hermano Alfons se había enlistado en 1943 en la Waffen SS, pero, por su frágil estado físico, nunca llegó al frente militar. Sirvió después de la guerra como espía del servicio secreto Holandés (Bureau Nationale Veiligheid, BNV), como pensaron que él sabía del movimiento clandestino comunista en Holanda y Alemania para ayudar desarticular dichas redes. Es allí donde empezó su carrera como “agente especial Nº 210”, sección anticomunista. No sólo para el servicio secreto holandés sino también para los Estados Unidos en terreno alemán. En 1947 lo arrestaron, sus informes resultaron todos productos de su fantasía. Alfons cayó bajo supervisión, pero logró escaparse. Para los hermanos Sassen, Argentina –el país del bienestar en la otra punta del globo– fue el paraíso, al menos en ese momento. Durante su estadía que iba a durar hasta el año 2002, los Sassen se iban a transformar en dos personas importantes en el exilio nazi en América latina.
La novia de Wim, Miep Haremaker van der Voort, estaba embarazada con la segunda hija de ambos cuando subió al barco bajo el comando del capitán de submarino Schneider. La fuga de Europa fue posible por la ayuda de “viejos camaradas”, los Belgas Pierre Daye y René Lagrou; ambos eran fundadores de la Sociedad Argentina de Recepción de Europeos, una organización creada explícitamente para ayudar a los colaboradores y nazis para escapar a la justicia en Europa. El viaje duró 41 días para llegar a Buenos Aires. Tuvieron que esperar tres días para recibir la autorización para desembarcar. Finalmente, el 6 de noviembre 1948, los Sassen pisaron suelo argentina.

Las SS en Palomar. Los Sassen se alojaron en el barrio de Palomar, Ciudad Jardín (Calle los Nardos 329). Dos meses después de la llegada a Argentina, Miep van der Voort dio luz a su hija Hadewych. Era tiempo para Wim de buscar un trabajo y por medio del director de la editorial Dürer, Eberhard Fritsch, encontró empleo como ghostwriter de Hans-Ulrich Rudel y Adolf Galland, dos famosos pilotos de caza de la Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemán) que se habían radicado en Argentina. En dicho editorial también trabajaron otros nazis fugitivos, radicados en Argentina, como el jefe de la empresa Capri, Carlos Fuldner. En 1950, Wim Sassen empezó a trabajar para Capri, donde conoció a Adolf Eichmann.
Fue Rudel quien introdujo a Wim en los núcleos nazis en Buenos Aires. Rudel fue el representante comercial para América latina de grandes empresas alemanes, entre ellas la Siemens. Cuando en abril 1951, el príncipe holandés Bernhard zur Lippe Biesterfeld realizó una visita oficial (el goodwill tour) por toda latinoamérica, en Argentina su intérprete era Wim Sassen. También el príncipe representó varias empresas, como Werkspoor (ferrocarril holandés), Philips SA y Fokker –firmas que buscaron nuevos contactos en Argentina, un país próspero de aquella época con un proyecto atómico propio en la isla Huemul y su avión súper moderno, el Pulqui.
A pesar de que el príncipe hablaba perfectamente español, Wim Sassen lo acompañaba durante todo su viaje. Dicen que su visita fue un gran éxito, firmaron acuerdos comerciales, con suculentas coimas por medio. Escritores importantes como V.S. Naipal mencionó la existencia de ventas de armas para los descamisados. Hay un episodio interesante durante la visita del príncipe a la Fuerza Aérea al Instituto Aerotécnico en Córdoba, donde trabajaba un grupo de científicos alemanes bajo el comando de Kurt Tank, que el príncipe conocía por su trabajo para la empresa Fokker. Querían mostrar orgullosamente el Pulqui II, pero Tank aclaró: “Yo no hago ensayos delante de alemanes traidores”. Tank se refirió al pasado del príncipe como miembro de la Ritter SS (sección de elite del SS montado), antes de casarse con la reina holandesa Juliana.
Dos años más tarde, Wim iba a trabajar para la fábrica de celulosa Rio Segundo SA en la Calle Tucumán 439 de Capital. Su carrera avanzó y Wim se casó con su novia Miepje van der Voort en México en mayo 1952. En agosto, Wim recibió su cédula argentina de la policía de Córdoba, Nº 384.917, emitida con en nombre Guillermo Antonio María Sassen, casado con María Juana Gerharda van der Voort Sassen.
La embajada holandesa conocía el paradero de los Sassen. Sin embargo, nunca lo buscó o pidió al gobierno argentino su extradición. Entre Holanda y Argentina no había un tratado sobre la extradición de criminales de guerra porque eran considerados delincuentes políticos. Además, mucha gente en Holanda estaba convencida que sería mejor dejar los criminales de guerra lejos de su país. Pero Sassen siempre ocultó su domicilio. Para la embajada vivieron en en Núñez, Calle Manuela Pedraza 2390. Pero, en realidad, esa fue la dirección de su empleador, la compañía Papirex, para la cual trabajó hasta 1956. Los Sassen vivieron en el barrio Florida, Calle Libertad 2755, donde se entrevistó luego durante semanas con Eichmann.
A partir de 1952, el servicio secreto alemán, el BND, estuvo al tanto del paradero de Adolf Eichmann. Las autoridades alemanes estaban atrás de Wim Sassen –no por sus crímenes de guerra sino por el no pago de la cuota para otro hijo suyo, nacido durante la guerra en Alemania. Según documentos del BND, Sassen mantuvo relaciones con la embajada de los Estados Unidos.
En el mismo edificio donde estaba la empresa Capri (Av. Córdoba 374), Wim montó una agencia de prensa con el nombre de Prometheus. Ya durante la guerra, Wim fue periodista y pretendió volver al mismo trabajo. De esa manera, logró entrevistar a personalidades de renombre. Durante la Revolución Libertadora consiguió reportajes con el presidente derrocado Juan Perón y con general Eduardo Lonardi. Finalmente, vendió sus entrevistas a revistas internacionales bajo un pseudónimo.
Luego del golpe militar contra Perón, Sassen tenía un proyecto ambicioso: una larga entrevista con Adolf Eichmann. No se sabe si Wim en ese momento ya era agente del servicio secreto alemán. Sí se sabe que recibió un pasaporte alemán y que el director de Editorial Dürer, Eberhard Fritsch, ofreció al BND una copia de esta entrevista, antes de ser publicada. A partir del 1956 se grabaron docenas de cintas de la conversación entre Sassen y Eichmann. Muchas personas fueron presentes durante esta grabación.
Luego, en 1959, Wim regresó a Alemania. En suelo germano visitó a su padre y a su hermana Francisca. Además buscó compradores de la entrevista con Eichmann y fue a ver a sus viejos colegas periodistas que conocía durante la guerra.
En Buenos Aires, el mismo año, Wim fue visto con Isser Harel, jefe del Mossad –el que dirigió el “secuestro” de Eichmann el año siguiente (según quedó testimoniado en los libros de Stan Lauryssens, De Adolf Eichmann erfenis, 1976, y de Gaby Weber, The Abduction legend or how Eichmann came to Jerusalem). Harel estaba alojado en el Claridge Hotel donde trabajaba un amigo Belga de Wim, Leo Poppe. Otras fuentes niegan dicha información. Según autores los Ian Black y Benny Morris (Israel’s secret wars: a history of Israels intelligence services) Wim Sassen fue reclutado en 1962 por el Mossad para atrapar a su amigo Josef Mengele (Gerald L. Posner and John Ware, Mengele, The complete story, New York 1986).
Cuando Eichmann apareció el 23 de mayo 1960 en Israel, Wim vio una oportunidad enorme de vender su producto: la entrevista con el preso. Se fue de nuevo a Alemania y ofreció la historia a Henri Nannen, colega periodista durante la guerra y después director del periódico famoso Der Stern. A sus amigos, Sassen dijo que iba a Alemania para conseguir dinero para la familia Eichmann para cubrir los gastos del proceso en Israel.
¿Es verdad que Wim ya estaba reclutado por el Mossad a partir del 1962, cuando entró en el negocio de armas cuatro o cinco años más tarde? Se sabe que fue conectado a Gerhard Georg Mertins, por medio de su amigo Rudel, quien fue junto con Otto Skorzeny (activo en crear diversas redes neonazis), cofundador con Mertins de la firma Merex, una empresa que vendió ilegalmente armas al Tercer Mundo y a países árabes. Wim fue nombrado representante de la Merex para el sur de América latina.
La fecha exacta de la contratación de Wim no es conocida. Según documentos de la CIA, desclasificados en el marco de la legislación norteamericana FOIA, la contratación fue alrededor del 1966. En el mismo año fueron reclutados Klaus Barbie para la representación de la Merex en Bolivia, su hermano Alfons en Ecuador y Friedrich Schwend en Perú. La oficina en Buenos Aires de la Merex, llamada Technicum SA estaba en la calle Piedras 383, 5º piso.
En 1972 Sassen se divorció de Miep van der Voort. Según el autor Stan Lauryssens Wim vivía en Roma en aquel tiempo. En todo caso, fue visto en Buenos Aires. La prensa belga lo entrevistó sobre el posible regreso de Juan Domingo Perón desde su exilio madrileño. En 1973, se casa con Elsje Delbare, hija de André, un pintor belga conocido.
Sigue trabajando vendiendo armas, manteniendo estrechas relaciones con el agente del SIDE Antonio Domingo Mingolla. Su oficina está en la calle Córdoba 475. Según el periodista alemán Kai Hermann, Wim fue representante de la Steyr Daimler Puch y, según la CIA, también de la BUSY SA, que importaba armas desde Austria. En los años setenta, el negocio de armas floreció gracias a las dictaduras militares en América latina, al miedo del comunismo y a las guerras de liberación en África. También en los países árabes había gran demanda de material bélico. Wim Sassen estaba vinculado con el golpe de Estado de los generales cocaleros en Bolivia. También había suministrado armas a los generales Luis Arce Gómez y Luis García Meza poco antes del golpe contra Hernán Siles Zuazo. Es sorprendente que Alfons Sassen trabajara en aquellos años para la Dinactie, la División Nacional contra el Trafico Ilícito de Estupefacientes, organización corrupta y infiltrada por los narcos. Su amigo Klaus Barbie traficaba coca, hasta que lo arrestaron en 1982. Dinactie trabajó bajo la dirección de la DEA durante la denominada guerra contra las drogas del presidente Ronald Reagan. La Drug Enforcement Administration, junto con agentes bolivianos, arrestó a Luis Acre Gómez en 1989. No se sabe si Alfons les dio una mano. El proceso contra Barbie en Francia tuvo poco consecuencia para el negocio de los Sassen. Alfons seguía como asesor y experto en contraterrorismo de la CIA.
Los documentos de la CIA revelan que en 1985 Wim Sassen vivía en Lomas de San Isidro (Las Lomas 563). Dos años más tarde, se mudó a Almirante Betbeder 1231, Boulogne, y continuaba su trabajo como representante de BUSY SA (Steyr Daimler Puch). En 1995, Wim Sassen salió por última vez en la prensa. Su sobrino, el traficante de armas Roberto Sassen (segundo hijo de Alfonso), titular de Prodefensa (Quito Ecuador), había vendido durante 1991 y 1995 ilegalmente armas argentinas a Ecuador durante una guerra con Perú y a Croacia. La prensa mencionó la conexión nazi con los traficantes de armas ecuatorianos Roberto Sassen van Elsloo y Cesar Bolívar Torres Herboso. No sólo se mencionó a Wim y Alfons Sassen, también a los nazis croatas Ivo Rojnica, Domagog Petric y Dinko Sakic como protagonistas en el contrabando de armas.
A partir de allí, de Wim se pierde la pista. Ya de viejo, se mudó en silencio a Santiago de Chile, donde fue cuidado por su hija Francisca. Muere en 2002. La fecha exacta no se sabe. Su hermano Alfons falleció el 16 de agosto de 2008, como varias páginas anunciaron en la web. Hasta hoy, se venden artefactos nazis por internet con su nombre Alfons.
Los Sassen, que habían ofrecido sus servicios a la CIA, Mossad y al servicio secreto alemán, nunca renunciaron a la ideología nazi. Alfonso estaba orgulloso de su pasado glorioso en la SS, o mejor dicho de su supuesto pasado porque en su época fue rechazado por la SS por su débil estado de salud. Su hermano Wim combatió el comunismo con armas y con la palabra en revistas de ultraderecha. Los dos Sassen nunca dejaron su guerra santa contra el comunismo.

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