Efraim Zuroff, director del Centro
Simon Wiesenthal, contó a Montevideo Portal su frustración
por el caso de Erna Wallisch, séptima en la lista de nazis
buscados. Murió ayer sin que se pudiera juzgarla antes por
sus crímenes.
Wallisch era una de las prioridades en la "Operación
Última Oportunidad", una iniciativa lanzada en 2002 para encontrar y juzgar a antiguos nazis, y
la fiscalía había abierto una investigación preliminar tras
obtener nuevos testimonios de víctimas de Polonia.
La fallecida era alemana de nacimiento pero residió en Austria y obtuvo la nacionalidad
de la república alpina tras el final de la II Guerra Mundial.
Consultado por Montevideo Portal,
Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wisenthal, dio detalles
de este caso. "Estoy extremadamente apenado (y frustrado) porque hace poco tiempo los austríacos
habían anunciado que iban a reabrir el caso debido a la aparición
del testimonio de cinco testigos polacos que aportó el juicio
llevado adelante en Polonia", declaró.
"Yo fui quien llevó el
caso Wallisch a la atención de los polacos, porque algunos
de sus crímenes fueron cometidos en ese país (ella había
sido guardia en el campo de concentración Ravenscrueck) luego
que los austríacos se habían negado a enjuiciarla por un
estatuto de limitación, y si no hubiera sido por nuestra
intervención, nada hubiera pasado", continuó Zuroff.
"El hecho de que los austríacos
reabrieran el caso fue una gran victoria, y hubiera sido
increíble que ella fuera llevada a juicio, pero eso ya no
es posible", culminó el director.
Un poco de historia
Wallisch estuvo destinada como guardia
en el campo de concentración de Ravensbrück (Alemania) con
19 años, y en el de exterminio de Majdanek (Polonia), donde
muchos documentos atestiguan que actuó de una forma especialmente
cruel con la gente a la que forzaba a entrar en las cámaras
de gas.
A medida de los años 60 y principios
de los 70 la Justicia austríaca la investigó pero no halló
pruebas firmes para condenarla y concluyó que tuvo "un papel secundario" en Majdanek.
Después desapareció, hasta que el "cazanazis" Efraim
Zuroff, promotor de la "Operación Última Oportunidad", recibió una carta anónima con una dirección en 2004 en la que alertaba de que "la diabla del campo de concentración" vivía en Viena.
Zuroff, que relató a medios austríacos
cómo dio con el paradero de la guardia de Majdanek, exigió
a las autoridades que juzgasen a Wallisch, sin éxito.
"Erna Wallisch y su familia
pueden agradecer el largo fracaso de los distintos gobiernos
austríacos para que al final no haya sido castigada por su
papel en el campo de la muerte de Majdanek", aseguró Zuroff en un comunicado.
El Instituto Polaco para la Memoria
Nacional (IPN) facilitó en 2007 los testimonios de cuatro
supervivientes: Danuta B., Ewa W., Janina W. y Jadwiga L.,
quienes aseguraron que fue cómplice necesaria para matar
a miles de personas y se comportó con un sadismo atroz.
Los guardias obligaban con métodos
expeditivos en los que se utilizaba la violencia extrema
de forma arbitraria contra mujeres, ancianos y niños para
que entrasen en las cámaras donde se les asesinaba con el
gas letal Zyklon B.
Majdanek, creado en otoño de 1941
para internar a prisioneros de guerra, fue una parte esencial
del Holocausto y se transformó en otoño de 1942 en un campo
de exterminio, justo cuando llegó Wallisch.
Una superviviente del campo, Ewa K.,
citada por diarios austríacos, afirmó que era la más sádica
y cruel, que su sola presencia despertaba murmullos de temor.
"No tenía ningún reparo
en golpear hasta dejar a la gente tendida en el suelo" -dijo- "ella es y será una criminal".
Otra testigo, Jadwiga L, aseguró que
era conocida por sus ataques de furia, y que estando embarazada
de un SS del campo golpeó hasta la muerte a un hombre con
un palo con tal saña que su cabeza quedó en medio de un charco
de sangre. montevideo.com.uy
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