22.02.2008
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Crímenes sin castigos

 
 

Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wiesenthal, contó a Montevideo Portal su frustración por el caso de Erna Wallisch, séptima en la lista de nazis buscados. Murió ayer sin que se pudiera juzgarla antes por sus crímenes.
Wallisch era una de las prioridades en la "Operación Última Oportunidad", una iniciativa lanzada en 2002 para encontrar y juzgar a antiguos nazis, y la fiscalía había abierto una investigación preliminar tras obtener nuevos testimonios de víctimas de Polonia.

La fallecida era alemana de nacimiento pero residió en Austria y obtuvo la nacionalidad de la república alpina tras el final de la II Guerra Mundial.

Consultado por Montevideo Portal, Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wisenthal, dio detalles de este caso. "Estoy extremadamente apenado (y frustrado) porque hace poco tiempo los austríacos habían anunciado que iban a reabrir el caso debido a la aparición del testimonio de cinco testigos polacos que aportó el juicio llevado adelante en Polonia", declaró.

"Yo fui quien llevó el caso Wallisch a la atención de los polacos, porque algunos de sus crímenes fueron cometidos en ese país (ella había sido guardia en el campo de concentración Ravenscrueck) luego que los austríacos se habían negado a enjuiciarla por un estatuto de limitación, y si no hubiera sido por nuestra intervención, nada hubiera pasado", continuó Zuroff.

"El hecho de que los austríacos reabrieran el caso fue una gran victoria, y hubiera sido increíble que ella fuera llevada a juicio, pero eso ya no es posible", culminó el director.

Un poco de historia

Wallisch estuvo destinada como guardia en el campo de concentración de Ravensbrück (Alemania) con 19 años, y en el de exterminio de Majdanek (Polonia), donde muchos documentos atestiguan que actuó de una forma especialmente cruel con la gente a la que forzaba a entrar en las cámaras de gas.

A medida de los años 60 y principios de los 70 la Justicia austríaca la investigó pero no halló pruebas firmes para condenarla y concluyó que tuvo "un papel secundario" en Majdanek.

Después desapareció, hasta que el "cazanazis" Efraim Zuroff, promotor de la "Operación Última Oportunidad", recibió una carta anónima con una dirección en 2004 en la que alertaba de que "la diabla del campo de concentración" vivía en Viena.

Zuroff, que relató a medios austríacos cómo dio con el paradero de la guardia de Majdanek, exigió a las autoridades que juzgasen a Wallisch, sin éxito.

"Erna Wallisch y su familia pueden agradecer el largo fracaso de los distintos gobiernos austríacos para que al final no haya sido castigada por su papel en el campo de la muerte de Majdanek", aseguró Zuroff en un comunicado.

El Instituto Polaco para la Memoria Nacional (IPN) facilitó en 2007 los testimonios de cuatro supervivientes: Danuta B., Ewa W., Janina W. y Jadwiga L., quienes aseguraron que fue cómplice necesaria para matar a miles de personas y se comportó con un sadismo atroz.

Los guardias obligaban con métodos expeditivos en los que se utilizaba la violencia extrema de forma arbitraria contra mujeres, ancianos y niños para que entrasen en las cámaras donde se les asesinaba con el gas letal Zyklon B.

Majdanek, creado en otoño de 1941 para internar a prisioneros de guerra, fue una parte esencial del Holocausto y se transformó en otoño de 1942 en un campo de exterminio, justo cuando llegó Wallisch.

Una superviviente del campo, Ewa K., citada por diarios austríacos, afirmó que era la más sádica y cruel, que su sola presencia despertaba murmullos de temor.

"No tenía ningún reparo en golpear hasta dejar a la gente tendida en el suelo" -dijo- "ella es y será una criminal".

Otra testigo, Jadwiga L, aseguró que era conocida por sus ataques de furia, y que estando embarazada de un SS del campo golpeó hasta la muerte a un hombre con un palo con tal saña que su cabeza quedó en medio de un charco de sangre.

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