El
Centro Simon Wiesenthal, que se dedica a perseguir a los
criminales de guerra nazis, ha denunciado que las autoridades
de Estonia, un pequeño país báltico que perteneció a la URSS,
se niegan a procesar a Mikhaïl Gorchtov, un ciudadano estonio
de 88 años que está implicado en la masacre en 1943 de 3.000
judíos en Sloutsk (Bielorrusia). Según el director del Centro
Simon Wiesenthal, Efraim Zuroff, “la oposición de las autoridades
estonias a procesar a Mikhaïl Gorchtov es un último ejemplo
de los intentos fallidos por procesar a criminales nazis
en Estonia”. Según la agencia rusa de noticias RIA-Novosti,
la fiscalía ha archivado el caso porque pone en duda la implicación
de Mikhaïl Gorchtov en la matanza de 1943, y no descarta
que el culpable sea otra persona con el mismo nombre que
fue miembro de la Gestapo en Bielorrusia, durante la Segunda
Guerra Mundial.
El Centro Simon Wiesenthal acusa a Estonia y otros países bálticos, donde durante
la Segunda Guerra Mundial una parte de la población colaboró
con la Alemania de Hitler, de entorpecer las investigaciones
para desenmascarar a criminales nazis. Mikhaïl Gorchtov,
que nació en Estonia, fue expulsado de Estados Unidos en
2020 por presuntas actividades nazis en el pasado, y se instaló
en su país de origen. Fue por ese motivo que la fiscalía
estonia abrió una investigación en el año 2003. Durante la
Segunda Guerra Mundial, unos 20.000 judíos fueron exterminados
en los 20 campos de concentración y de trabajos forzados
situados en Estonia. Desde 2003, el Estado estonio celebra
la Jornada de Conmemoración de Victimas del Holocausto. El
pasado mes de junio, el presidente estonio, Toomas Hendrik,
durante una visita oficial a Israel, rindió un homenaje a
las víctimas del nazismo ante el monumento Yad Vashem de
Jerusalén .
Colaboracionismo
Algunos historiadores y víctimas del
Holocausto y sus familias consideran que el pueblo estonio
no se ha arrepentido lo suficiente de su apoyo masivo al
nazismo, y denuncian que ha hecho todo lo posible por borrar
la huella judía de Estonia. Aseguran que mientras en un país
como Francia, después de la victoria de los Aliados contra
Hitler, la justicia condenó entre 40.000 y 50.000 colaboradores
del nazismo y del régimen de Vichy, en Estonia y otras repúblicas
bálticas, pero también en Ucrania, las autoridades no impulsaron
una política activa de desnazificación.
Tanto es así que tras la independencia
de Estonia de Moscú, en 1990, en algunos lugares del país
se levantaron monumentos en homenaje a nazis estonios. Entre
1941 y 1944, cuando la Alemania de Hitler entró en Estonia,
muchos ciudadanos pensaron que su presencia les iba a liberar
del yugo soviético y esperaron que los nazis restauraran
su independencia o les concedieran un cierto grado de autonomía,
pero pronto pudieron observar que eran sólo otra fuerza de
ocupación. correodiplomatico.com
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