29 octubre, 2011
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Estonia no juzga criminales del Holocausto

El Centro Simon Wiesenthal, que se dedica a perseguir a los criminales de guerra nazis, ha denunciado que las autoridades de Estonia, un pequeño país báltico que perteneció a la URSS, se niegan a procesar a Mikhaïl Gorchtov, un ciudadano estonio de 88 años que está implicado en la masacre en 1943 de 3.000 judíos en Sloutsk (Bielorrusia). Según el director del Centro Simon Wiesenthal, Efraim Zuroff, “la oposición de las autoridades estonias a procesar a Mikhaïl Gorchtov es un último ejemplo de los intentos fallidos por procesar a criminales nazis en Estonia”. Según la agencia rusa de noticias RIA-Novosti, la fiscalía ha archivado el caso porque pone en duda la implicación de Mikhaïl Gorchtov en la matanza de 1943, y no descarta que el culpable sea otra persona con el mismo nombre que fue miembro de la Gestapo en Bielorrusia, durante la Segunda Guerra Mundial.

El Centro Simon Wiesenthal acusa a Estonia y otros países bálticos, donde durante la Segunda Guerra Mundial una parte de la población colaboró con la Alemania de Hitler, de entorpecer las investigaciones para desenmascarar a criminales nazis. Mikhaïl Gorchtov, que nació en Estonia, fue expulsado de Estados Unidos en 2020 por presuntas actividades nazis en el pasado, y se instaló en su país de origen. Fue por ese motivo que la fiscalía estonia abrió una investigación en el año 2003. Durante la Segunda Guerra Mundial, unos 20.000 judíos fueron exterminados en los 20 campos de concentración y de trabajos forzados situados en Estonia. Desde 2003, el Estado estonio celebra la Jornada de Conmemoración de Victimas del Holocausto. El pasado mes de junio, el presidente estonio, Toomas Hendrik, durante una visita oficial a Israel, rindió un homenaje a las víctimas del nazismo ante el monumento Yad Vashem de Jerusalén .

Colaboracionismo

Algunos historiadores y víctimas del Holocausto y sus familias consideran que el pueblo estonio no se ha arrepentido lo suficiente de su apoyo masivo al nazismo, y denuncian que ha hecho todo lo posible por borrar la huella judía de Estonia. Aseguran que mientras en un país como Francia, después de la victoria de los Aliados contra Hitler, la justicia condenó entre 40.000 y 50.000 colaboradores del nazismo y del régimen de Vichy, en Estonia y otras repúblicas bálticas, pero también en Ucrania, las autoridades no impulsaron una política activa de desnazificación.

Tanto es así que tras la independencia de Estonia de Moscú, en 1990, en algunos lugares del país se levantaron monumentos en homenaje a nazis estonios. Entre 1941 y 1944, cuando la Alemania de Hitler entró en Estonia, muchos ciudadanos pensaron que su presencia les iba a liberar del yugo soviético y esperaron que los nazis restauraran su independencia o les concedieran un cierto grado de autonomía, pero pronto pudieron observar que eran sólo otra fuerza de ocupación.

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