05.07.10 | 18:27 h.
telecinco.es
Klaas Faber, uno de los nazis más buscados, se pasea tranquilamente por un parque alemán

Klaas Faber es uno de los nazis más buscados por asesinatos masivos en la Segunda Guerra Mundial pero a pesar de eso ha encontrado refugio en Alemania. Allí lleva desde que se escapó de la cárcel de Breda, en Holanda, en 1952. En todos estos años Alemania no ha atendido las peticiones de extradición de otros países. Faber fue juzgado al final de la guerra y hallado culpable de 22 asesinatos.

Pocos dirían viéndolo pasear tranquilamente por un parque del pueblo medieval de Ingolstadt que Faber, con esa apariencia de anciano afable a sus 88 años, fue uno de los oficiales de Hitler más activos. Aunque era holandés de nacimiento, se apuntó voluntariamente a las SS y recorrió el norte de Holanda asesinando a judíos y a resistentes.

Fue uno de los oficiales destacados en el campo de concentración de Westerbork, donde estuvo la adolescente Anne Frank. Un periodista del periódico "The Sun" lo ha localizado y le ha preguntado si no siente remordimiento por su pasado. El anciano torció el gesto pero no contestó.

Faber fue condenado a muerte después de ser juzgado por crímenes en 1947. Fue encontrado culpable de 22 asesinatos aunque, después de escuchar las historias de los testigos que hablaban de ejecuciones en masa, se sospecha que sus víctimas debieron ser muchas más. Su pena fue conmutada por la de cadena perpetua pero apenas pasó unos años en la cárcel.

En 1952 se escapó de la prisión de Breda, en Holanda, junto a otros seis oficiales de Hitler. Se refugió en Alemania donde ha gozado de inmunidad: a pesar de estar en la lista de los quince nazis más buscados y de ser reclamado por muchos países, Alemania nunca ha concedido la extradición.

Faber ha trabajado estos años en la empresa automovilística Audi, se ha casado y tiene tres hijos.

Efraim Zuroff, director del centro Simon Wiesenthal, recuerda: "Estamos hablando de alguien que se unió voluntariamente a las SS y ayudó a que los deseos de Hitler se hiciesen realidad. No apoyó el holocausto, lo hizo posible". Desde la asociación War Crimes Investigations nos recuerdan que lo peor de todo es que "nunca mostró ningún remordimiento". Por eso es especialmente duro verlo pasear en libertad, nos dicen.

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