Sábado, 4 de agosto de 2007

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El último criminal de guerra nazi
GUILLEM SANS MORA, SERVICIO ESPECIAL. BERLÍN.

 
 


El criminal nazi más buscado tiene 93 años y se le supone en España o Chile. Este antiguo jugador de hockey sobre hielo es alto (1,90 centímetros), corpulento y de ojos azulgrises. Tiene una cicatriz en forma de uve que le atraviesa la comisura derecha de los labios, y calza un 47. Así describe la Policía del Estado federado alemán de Baden-Württemberg en su lista de fugitivos al doctor austríaco Aribert Heim. Se le acusa de haber matado a varios centenares de presos en el campo de concentración de Mauthausen con inyecciones de fenol en el músculo del corazón. La Policía alemana ofrece 130.000 euros de recompensa a quien facilite pistas para detenerle.
Alemania está intensificando sus pesquisas en el círculo de familiares y amigos de Heim en Austria, España y Chile, según el semanario «Der Spiegel». A finales de 2003, la Policía de Berlín descubrió por casualidad una cuenta a su nombre en una caja de ahorros. Un indicio de que aún vive es que nadie ha reclamado el millón de euros depositado en esa cuenta, tampoco sus familiares, que siguen asegurando que murió en Argentina en 1993.
En octubre de 2005 se acumularon indicios de que Heim podría esconderse en el Levante español, cerca de Denia. El abogado Fritz Steinacker, defensor de notorios nazis y amigo de la familia Heim, podría haber transferido considerables sumas de dinero disfrazadas de inversiones a ese supuesto destino español del «doctor muerte», uno de los seudónimos con los que se le conoce. También hay pistas de que a finales de ese mes huyó a Sudamérica desde Madrid. Se le supone desde principios de 2006 en Chile, donde vive su hija Waltraud.
En una entrevista difundida en internet por el diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung», Efraim Zuroff, el cazanazis del Centro Simon Wiesenthal de Jerusalén que le sigue la pista, da por sentado que Heim vivió en España en los años sesenta con la tranquilidad de que las autoridades franquistas no le molestarían. Pudo haber vivido en Denia, en Ibiza y en Palafrugell, en la Costa Brava.
Sadismo minucioso
Zuroff es autor del último informe anual del Centro Simon Wiesenthal sobre los progresos de distintos países en la persecución de nazis. En él, España se sitúa en el escalafón más bajo de cooperación. Figura en la categoría de «países que no emprendieron ningún tipo de actuación para investigar a nazis sospechosos de crímenes de guerra en el periodo estudiado».
Heim huye de la Justicia desde 1962, cuando se cursó una orden de busca y captura contra él. Tras la guerra había sido detenido por el ejército estadounidense, pero no se le acusó en el proceso contra los comandantes de Mauthausen. Zuroff cree que le dejaron en paz porque los servicios secretos americanos sacaron algún provecho de él. Después, Heim se casó y se estableció como médico en Mannheim en 1949 y como ginecólogo en Baden-Baden en 1954.
Existen pruebas de su actividad en los campos de Sachsenhausen, Buchenwald y Mauthausen, y entre sus víctimas hubo también republicanos españoles. De este último campo se conservan numerosos registros de su puño y letra fechados en octubre y noviembre de 1941. Heim lo apuntaba todo minuciosamente; por ejemplo, qué cóctel de veneno producía la muerte con más rapidez, cómo abrió en canal a dos judíos «con una dentadura perfecta» para luego decapitarlos y usar sus cráneos como pisapapeles y muchas otras bestialidades, detalladas también en declaraciones de supervivientes que recogió el ejército de EE.UU. después de la guerra. Practicó amputaciones y extirpó órganos a presos sin anestesia, porque le interesaba la investigación sobre analgésicos. Una vez le llamó la atención el tatuaje que un preso tenía en el pecho y se lo arrancó para fabricar con la piel una pantalla de lámpara. Por aburrimiento, o por puro sadismo.
Zuroff está seguro de que el «doctor muerte» aún vive. Tanto, que decidió encargar por primera vez en la historia de sus pesquisas una serie de imágenes digitalizadas que reproducen a partir de fotos antiguas el aspecto que tendría hoy el anciano. Es el nazi más buscado de la «Operación última oportunidad», lanzada por Zuroff en 2005 en nueve países para encontrar a estos prófugos.
La Policía de Austria ofreció la semana pasada otros 50.000 euros de recompensa para quien aporte pistas que faciliten la detención de Heim y también de Alois Brunner, otro nazi de características físicas incluso más llamativas: a este anciano de 95 años le falta un ojo y tiene ambas manos parcialmente mutiladas. Miembro de las SS, Brunner fue colaborador directo de Adolf Eichmann y dirigió desde Viena las deportaciones a campos de exterminio de 128.500 judíos de cinco países europeos.

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