El criminal nazi más buscado tiene 93 años
y se le supone en España o Chile. Este antiguo jugador
de hockey sobre hielo es alto (1,90 centímetros),
corpulento y de ojos azulgrises. Tiene una cicatriz en forma
de uve que le atraviesa la comisura derecha de los labios,
y calza un 47. Así describe la Policía del
Estado federado alemán de Baden-Württemberg en
su lista de fugitivos al doctor austríaco Aribert
Heim. Se le acusa de haber matado a varios centenares de
presos en el campo de concentración de Mauthausen
con inyecciones de fenol en el músculo del corazón.
La Policía alemana ofrece 130.000 euros de recompensa
a quien facilite pistas para detenerle.
Alemania está intensificando sus pesquisas en el círculo
de familiares y amigos de Heim en Austria, España
y Chile, según el semanario «Der Spiegel».
A finales de 2003, la Policía de Berlín descubrió por
casualidad una cuenta a su nombre en una caja de ahorros.
Un indicio de que aún vive es que nadie ha reclamado
el millón de euros depositado en esa cuenta, tampoco
sus familiares, que siguen asegurando que murió en
Argentina en 1993.
En octubre de 2005 se acumularon indicios de que Heim podría
esconderse en el Levante español, cerca de Denia.
El abogado Fritz Steinacker, defensor de notorios nazis y
amigo de la familia Heim, podría haber transferido
considerables sumas de dinero disfrazadas de inversiones
a ese supuesto destino español del «doctor muerte»,
uno de los seudónimos con los que se le conoce. También
hay pistas de que a finales de ese mes huyó a Sudamérica
desde Madrid. Se le supone desde principios de 2006 en Chile,
donde vive su hija Waltraud.
En una entrevista difundida en internet por el diario «Frankfurter
Allgemeine Zeitung», Efraim Zuroff, el cazanazis del
Centro Simon Wiesenthal de Jerusalén que le sigue
la pista, da por sentado que Heim vivió en España
en los años sesenta con la tranquilidad de que las
autoridades franquistas no le molestarían. Pudo haber
vivido en Denia, en Ibiza y en Palafrugell, en la Costa Brava.
Sadismo minucioso
Zuroff es autor del último informe anual del Centro
Simon Wiesenthal sobre los progresos de distintos países
en la persecución de nazis. En él, España
se sitúa en el escalafón más bajo de
cooperación. Figura en la categoría de «países
que no emprendieron ningún tipo de actuación
para investigar a nazis sospechosos de crímenes de
guerra en el periodo estudiado».
Heim huye de la Justicia desde 1962, cuando se cursó una
orden de busca y captura contra él. Tras la guerra
había sido detenido por el ejército estadounidense,
pero no se le acusó en el proceso contra los comandantes
de Mauthausen. Zuroff cree que le dejaron en paz porque los
servicios secretos americanos sacaron algún provecho
de él. Después, Heim se casó y se estableció como
médico en Mannheim en 1949 y como ginecólogo
en Baden-Baden en 1954.
Existen pruebas de su actividad en los campos de Sachsenhausen,
Buchenwald y Mauthausen, y entre sus víctimas hubo
también republicanos españoles. De este último
campo se conservan numerosos registros de su puño
y letra fechados en octubre y noviembre de 1941. Heim lo
apuntaba todo minuciosamente; por ejemplo, qué cóctel
de veneno producía la muerte con más rapidez,
cómo abrió en canal a dos judíos «con
una dentadura perfecta» para luego decapitarlos y usar
sus cráneos como pisapapeles y muchas otras bestialidades,
detalladas también en declaraciones de supervivientes
que recogió el ejército de EE.UU. después
de la guerra. Practicó amputaciones y extirpó órganos
a presos sin anestesia, porque le interesaba la investigación
sobre analgésicos. Una vez le llamó la atención
el tatuaje que un preso tenía en el pecho y se lo
arrancó para fabricar con la piel una pantalla de
lámpara. Por aburrimiento, o por puro sadismo.
Zuroff está seguro de que el «doctor muerte» aún
vive. Tanto, que decidió encargar por primera vez
en la historia de sus pesquisas una serie de imágenes
digitalizadas que reproducen a partir de fotos antiguas el
aspecto que tendría hoy el anciano. Es el nazi más
buscado de la «Operación última oportunidad»,
lanzada por Zuroff en 2005 en nueve países para encontrar
a estos prófugos.
La Policía de Austria ofreció la semana pasada
otros 50.000 euros de recompensa para quien aporte pistas
que faciliten la detención de Heim y también
de Alois Brunner, otro nazi de características físicas
incluso más llamativas: a este anciano de 95 años
le falta un ojo y tiene ambas manos parcialmente mutiladas.
Miembro de las SS, Brunner fue colaborador directo de Adolf
Eichmann y dirigió desde Viena las deportaciones a
campos de exterminio de 128.500 judíos de cinco países
europeos.
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