La detención en Benalmádena del apologista
austriaco Gerd Honsik, recuerda que la Costa ha sido y sigue
siendo refugio de nombres con un pasado unido al Tercer Reich
«SÍ, todos están en nuestra investigación.
Lo que ocurre es que en muchos casos es muy difícil
actuar, porque se necesita conocer exactamente qué crímenes
cometieron». Efraim Zuroff, el hombre que a la muerte
de Simon Wiesenthal le sustituyó en el liderazgo de
la caza de criminales nazis, se expresa en estos términos
desde la sede de la organización en Jerusalén
y a través de una entrevista telefónica.
«Está claro que sí», afirma sin
dudar cuando se le plantea la posibilidad de que la presencia
de estos hombres en la Costa del Sol la convierta a los ojos
de los seguidores del nazismo en una especie de santuario
al que mirar en busca de referentes.
Referentes
Un referente debió ser Gerd Honsik -el apologista
nazi detenido la semana pasada en Benalmádena- para
los asistentes que acudieron el 14 de mayo del año
pasado a la presentación de su último libro
en un restaurante de la zona de Los Guindos, en la capital
malagueña. El acto estuvo organizado por la delegación
en Málaga de Alianza Nacional (AN), una formación
que, en su página web, se define como 'nacionalista
radical', aclarando que «dicha definición tiene
la carga ideológica que el pensamiento protofascista
le dotó», y asegurando que «cualquier
militante nacional -nacionalsindicalista, joseantoniano,
ramirista, neofascista, nacionalsocialista, hitleriano, etc...-
tiene abiertas de par en par las puertas del partido».
La organización concurrió a las pasadas elecciones
municipales.
A la 'Comida de Hermandad' en la que se presentó el
libro de Honsik, además de los militantes y simpatizantes
de AN, acudió Theodor Soucek, al que los propios responsables
de la organización presentan como oficial de las Waffen
SS, cuerpo de combate de élite del gobierno hitleriano,
algunas de cuyas formaciones fueron condenadas en los juicios
de Nuremberg como parte de una organización criminal
por las atrocidades cometidas durante la II Guerra Mundial.
Soucek, que reside en Benalmádena y al que investigaciones
periodísticas califican también como revisionista
y autor de manuales de doctrina neonazi publicados en los
países de lengua germana, «departió amigablemente
con los muchos jóvenes presentes animándoles
a seguir adelante en la lucha por la Verdad», según
se puede leer en la web de AN, que ayer convocó una
concentración en la Plaza de la Constitución
contra la detención de Gerd Honsik, que consideran
atenta contra la libertad de expresión.
La reciente detención y posterior encarcelamiento
del apologista austriaco por el juez Garzón trae a
la memoria otros nombres del nazismo que residieron durante
años, y en total impunidad, en la Costa del Sol.
Negación del Holocausto
Desde luego, uno de ellos es León Degrelle, máximo
líder del fascismo belga y del que Hitler dijo que
era el hijo que le hubiera gustado tener. El general de las
SS vivió en Fuengirola hasta que murió en abril
de 1975, a la edad de 87 años.
Además de haberse refugiado durante años en
la Costa del Sol y de escribir libros con sus particulares
versiones sobre la historia, a Degrelle y a Honsik les une
el hecho de haber pronunciado casi las mismas frases: Los
campos de exterminio nazis fueron un invento de los aliados
y las cámaras de gas nunca existieron.
«Las cámaras de gas existieron sólo
para despiojar a los judíos, porque había una
epidemia en Alemania», dijo Honsik durante el juicio
que se celebró contra él en Viena en 1992,
y por el que se le declaró culpable de un delito de
reactivación de la ideología nacionalsocialista,
condenándole a 18 años de prisión que
nunca cumplió, porque huyó para terminar escondiéndose
en Benalmádena. La negación del Holocausto
y las cámaras de gas es el delito por el que Austria
reclama al hombre que hace un año presentaba tranquilamente
su último libro en un restaurante de Málaga.
Curiosamente, el nombre de este apologista nazi de 65 años
también está relacionado, y aún más,
con otro nazi histórico que también vivió hasta
su muerte en la Costa del Sol. Se trata de Otto Remer, jefe
de seguridad de Hitler y teniente general de las Waffen-SS,
que residió en Marbella hasta que falleció en
1997, a la edad de 84 años.
En su libro 'La lista negra. Los espías nazis protegidos
por Franco y la Iglesia', el periodista José María
Irujo asegura que desde su apacible refugio en Marbella,
Remer publicó artículos hasta su muerte en
'Hart'. Esta revista era editada por Honsik, que entonces
(1995) vivía en Barcelona, ciudad que abandonó poco
después para afincarse en Benalmádena, donde
residía desde hacía unos 12 años.
Al entierro de Otto Remer en Marbella acudió Honsik,
y también lo hizo Wolfgang Jugler, último jefe
superior de Asalto de la Primera Compañía Escolta
SS Adolf Hitler, al que se sitúa en Marbella. En estos
momentos tiene 85 años.
«Sí, nos consta que sigue vivo». La voz
del cazanazis Efraim Zuroff llega nítida desde la
sede del Centro Wiesenthal de Jerusalén. «Es
austriaco y también está en nuestras investigaciones,
pero desconocemos exactamente qué crímenes
pudo cometer».
De quien sí tiene algún dato más Zuroff,
cuya organización está muy centrada en la localización
de Aribert Heim, conocido como el 'doctor muerte', es del
noruego Fredrik Jensen, que pudo haber pertenecido hasta
a tres unidades de las Waffen SS. Es además uno de
los poquísimos extranjeros condecorados por Hitler: «Juega
todos los días al golf», afirma el cazanazis.
A Jensen, que tiene 86 años, también se le
sitúa en Marbella.
Efraim Zuroff recuerda que Jensen ya fue condenado por crímenes
de guerra. De hecho, tras finalizar la II Guerra Mundial,
pasó diez años internado en la prisión
que los americanos habían instalado en el antiguo
campo de concentración de Dauch. Fue liberado y se
instaló en Suecia: «Luego voló a España.
Nos consta que está allí (en referencia a Marbella).
Nuestra primera dificultad con Jensen es que es noruego.
Noruega es junto a Suecia, el único país donde
los crímenes de guerra y el genocidio prescriben»,
explica el delegado del Centro Wiesenthal. «Necesitamos
decir qué crimen cometió; cuál fue exactamente
su papel», reitera Zuroff, que señala además
otro hecho: «Ya fue condenado, por lo que no sabemos
si podría ser jugado nuevamente por los mismos hechos».
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