Hechos recientes en cuatro distintos países de Europa Oriental resaltan el ataque
que se lleva a cabo actualmente en la narración aceptada del Holocausto
en el mundo poscomunista. Tres de ellos atrajeron considerable atención,
mientras que el cuarto, que quizás es el que nos brinda una mejor
comprensión del fenómeno del intento que hace Europa Oriental en
reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial, fue virtualmente
ignorado, hasta que originó una solitaria protesta judía. Por Efraim
Zuroff, Director del Centro Simon Wiesenthal en Israel
En Kiev, Odessa y Lviv, el 1 de enero, cientos de personas marcharon para conmemorar
el nacimiento del héroe nacionalista ucraniano Stepan Bandera, que encabezó
la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN, por su sigla en inglés),
que colaboró con los Nazis y participó activamente en la matanza en masa de
judíos, después de la ocupación alemana de Ucrania en 1941. Unos días después,
el consejo regional de la provincia ucraniana de Ivano-Frankivsk declaró al
2012 el año de la UPA, el ala militar de la OUN.
Desde Estonia, el 27 de diciembre, se informó que el ministerio de defensa de
ese país planeaba enviar al parlamento un proyecto de ley que reconociera a
los Estonianos que sirvieron en la 20º División Granadera Waffen-SS, que luchó
junto con las tropas alemanas, como “luchadores de la libertad” para la independencia
del país, a pesar del hecho que la Alemania Nazi no tenía intención alguna
de brindar libertad a Estonia. Si bien la división Waffen-SS no participó en
crímenes del Holocausto (al momento que comenzó los judíos de Estonia ya habían
sido asesinados), sus miembros incluyeron hombres que habían estado anteriormente
involucrados en la matanza de judíos y gitanos.
En Zagreb y Split, Croacia, el 28 de diciembre se llevaron a cabo conmemoraciones
masivas para honrar a Ante Pavelic, el jefe de estado durante la Segunda Guerra
Mundial, responsable del asesinato en masa de cientos de miles de serbios,
30.000 judíos y varios miles de romaníes. Pavelic, que fue llevado al poder
por los alemanes, creó uno de los regímenes más letales y brutales de la Europa
dominada por el Eje.
El cuarto hecho está relacionado con el ex ministro de relaciones exteriores
lituano Vygaudas Usackas, actualmente Representante Especial de la Unión Europea
ante Afganistán, que escribió un artículo de opinión en el Wall Street Journal
en el que caracterizaba la ocupación nazi en su patria durante los años 1941-1945
como "unos pocos años de respiro de los comunistas."
En vistas del hecho de que 96,4 por ciento de los 220.000 judíos lituanos
que vivían bajo la ocupación alemana fueron asesinados (junto con miles de
otros judíos deportados allí desde la Europa Occidental y Central), muchos
por parte de colaboradores nazis locales, la descripción de Usackas resulta
bastante insensible, por no decir absolutamente escandalosa. Sin embargo, en
respuesta a mi crítica, Usackas emitió una declaración pública en la que justificaba
su texto original señalando el tratamiento desigual de la opinión pública occidental
respecto de "los crímenes del régimen Estalinista... y la tragedia de sus víctimas," que solo hace poco recibió el debido reconocimiento legal, "en contraste con los crímenes nazis que han sido condenados universalmente por
toda la humanidad civilizada." Y si bien reiteró una condena anterior por los crímenes del Holocausto en general,
sus comentarios no mencionan palabra alguna sobre la trágica situación de la
comunidad judía lituana o los terribles crímenes cometidos por los lituanos
durante el “respiro” de la ocupación soviética.
Semejante cruel indiferencia frente al destino de más de 200.000 ciudadanos
lituanos, asesinados en muchos casos por sus propios compatriotas, podría resultar
impresionante proviniendo de un representante oficial de la Unión Europea,
pero los hechos recientes en Lituania indican claramente la decisión del gobierno
de reescribir los libros de historia para tapar los crímenes de los colaboracionistas
nazis locales. En este sentido, un ejemplo sobresale: una conferencia llevada
a cabo en el Seimas (parlamento lituano) en junio pasado para conmemorar el
70º aniversario de la invasión alemana. El objetivo principal de la conferencia
era glorificar al Frente Activista Lituano, un grupo político que colaboró
con los Nazis con la esperanza de establecer la independencia de Lituania,
y que llamó abiertamente a la violencia contra los judíos. Esta incitación
fue el factor de ataques generalizados a judíos en 46 comunidades inclusive
antes de la llegada de las tropas nazis, un fenómeno bien documentado cuya
existencia fue negada en la conferencia.
Todos los casos arriba mencionados pueden describirse como “Distorsión
del Holocausto” (en oposición a la negación), que busca promover el rumor de
equivalencia histórica entre los crímenes nazis y los comunistas, y por lo
tanto, negarle al Holocausto su justificado lugar como caso singular de genocidio.
Dicha distorsión minimiza el papel altamente significativo de los colaboradores
de Hitler en Europa del Este para perpetrar los crímenes del Holocausto y facilita
el camino para la rehabilitación de aquellos que lucharon contra los soviéticos,
más allá de cualquier crimen que pudieren haber cometido contra los judíos.
Es este fundamento ideológico el que generó los cuatro hechos aquí descriptos.
Este enfoque fue originalmente formulado en la Declaración de Praga del
3 de junio de 2008, que puede ser categorizado adecuadamente como el "Manifiesto oficial de la distorsión del Holocausto." Los firmantes originales de la declaración - 27 líderes e intelectuales de Europa
Oriental – advierten abiertamente que Europa nunca estará unida hasta que "reconozca al Comunismo y al Nazismo como un legado en común" y realiza demandas concretas que si fueran aceptadas conducirían a una reevaluación
revolucionaria de la historia de la Segunda Guerra Mundial, y tornarían al
Holocausto en una más de muchas tragedias similares. Lamentablemente, ya han
sido ampliamente aprobadas resoluciones que respaldan estos principios en el
Parlamento Europeo y en la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la
Seguridad y Cooperación de Europa.
Es tiempo de que el gobierno israelí y las organizaciones de defensa de
los judíos comiencen a combatir de manera activa este peligroso fenómeno, antes
de que los avances logrados durante las últimas décadas en conmemoración del
Holocausto y educación acerca del mismo en todo el mundo sean borrados por
aquellos que tratan de ocultar los crímenes de sus compatriotas. (Haaretz)
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